Antes que nada, lector, necesito advertirte: este no es un texto con recetas listas dictadas por gurús para la felicidad instantánea. En otras palabras, no hay fórmulas mágicas para alcanzar la salud integral, ni mucho menos mapas prefabricados que indiquen determinados caminos para la vivencia plena de la espiritualidad; ¡esta construcción es individual!

El encuentro entre el camino de búsqueda y autodescubrimiento, por parte del paciente, y el de estructuración del cuidado, por parte del terapeuta, permite lo que llamamos "florecimiento humano". Las personas florecientes tienen actitudes psicológicas, emocionales y sociales positivas; viven una vida con propósito, son autónomas, comprenden y aceptan las partes de sí mismas, asumiendo el proceso continuo de crecimiento y autoconstrucción desde una posición de control: eligen un destino en la vida, en lugar de ser víctimas del destino. Son, por tanto, totalmente saludables.

En mi experiencia de más de 13 años trabajando como médico y terapeuta integrativo y psicobioenergético, he observado que algunas etapas de este proceso son muy similares a la evidencia científica actual y son fundamentales en la construcción de la salud integral: la atención centrada en la persona, la estimulación de la autonomía del individuo y su participación activa en el proceso de reequilibrio y bienestar. No somos nosotros, ni la tecnología, los que curamos. Sin embargo, conocer diferentes técnicas de atención permite una mayor seguridad y amplía las posibilidades de acción terapéutica - pero estas técnicas serán objeto de otra charla aquí, en el blog, a la que ya estás invitado.

El magnetismo, la bioenergética, la hipnoterapia y la programación neurolingüística son ejemplos de prácticas terapéuticas integradoras. 

En general, en los últimos años he observado un aumento del gasto en recursos e innovaciones tecnológicas para superar enfermedades, pero una inversión comparativamente menor de tiempo y recursos en la creación de tecnologías blandas para la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. Sin embargo, ¿son necesarias sólo esas? Según la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad cerca del 60% de las muertes se deben a enfermedades crónicas, y se calcula que, en 2020, habrán sido responsables del 80% de la carga de morbilidad en los países en desarrollo. La mayoría de estas enfermedades podrían evitarse con cambios en el estilo de vida y una promoción adecuada de la salud.

Podría decirse que esto es demasiado obvio. De hecho, no es ningún secreto que abandonar el consumo de alcohol, el tabaco y el sedentarismo, así como adquirir hábitos alimenticios y mentales saludables, repercute positivamente en la salud humana.

Sin embargo, acabar con los viejos hábitos no es tan fácil como parece. Esto se debe a que numerosos procesos individuales y factores sociales contribuyen al mantenimiento de estos malos hábitos, que suelen desencadenar o estar asociados a algún nivel de sufrimiento físico o emocional. En última instancia, somos el resultado de nuestra "alimentación" física, emocional y energética, que incluso modela nuestro cerebro y la forma en que reaccionaremos ante nuevos estímulos, para perpetuar el proceso de enfermedad o encontrar nuevas salidas para la salud y el bienestar. - deseados. Pero, ¿cómo ha ayudado a sus pacientes en esta búsqueda?

En este sentido, el papel del terapeuta es esencial. Independientemente de cuál sea la enfermedad, estimular una nueva mirada sobre los hechos de la vida y sobre cómo valorar las experiencias positivas, por ejemplo, es una de las formas de utilizar nuestro aparato neurohormonal y mental a nuestro favor. Así, actuar terapéuticamente es también actuar reeducando hábitos y posturas (¿no sería ésta la tan famosa "reforma íntima"?).

Algunos aspectos deben fomentarse en el proceso de atención centrada en la persona, de modo que se establezcan la autonomía, los cambios en el estilo de vida y el bienestar, minimizando las causas de sufrimiento. No se trata de capacidades innatas. Por lo tanto, "cuidar" también significa guiar al individuo en el cultivo de seis habilidades básicas, que permitirán el florecimiento humano integral. Que son:

  1. El autoconocimiento es la prerrogativa de todos los sistemas religiosos, filosóficos y curativos. Es el primer paso hacia el bienestar y la felicidad, y sin embargo la mayoría de la gente no se toma tiempo de calidad para conocerse mejor y comprender sus propios valores y motivaciones.
  2. Autorresponsabilidad: la capacidad de asumir la responsabilidad de lo que ocurre en tu vida, ya sea positivo o negativo. Sin ella, no hay evolución. ¡Sí! ¡Tú eres el centro de tu propia vida y salud!
  3. Autocuidado: la capacidad de cuidar de uno mismo, buscar mejores hábitos para un nuevo estilo de vida, conocer y controlar los factores de riesgo, orientando las elecciones hacia las necesidades reales del cuerpo, la mente, las energías y la espiritualidad.
  4. Confianza en uno mismo y autoestima: este dúo va de la mano. La primera es una creencia positiva y realista en la propia capacidad para tener éxito y superar retos y dificultades. Es la valoración subjetiva que hacemos de nosotros mismos, que implica creencias y emociones que determinarán un comportamiento menos o más asertivo; nos permite aceptar, comprender y amar nuestra forma única de ser.
  5. Autorrealización - resultado de la autonomía vital, a través del desarrollo de los pasos anteriores, permitiendo la expresión de los dones individuales en la plenitud necesaria para su felicidad.
  6. La sexta "A" es el camino final de los pasos anteriores, el mayor objetivo de la individualidad que busca florecer. Es lo que impulsa la atención centrada en la persona y la perspectiva integradora de la medicina en la que creo. Es la pauta para la conducta médica y para ti, el terapeuta, más allá de cualquier técnica... Un instrumento primordial para transformar y dinamizar la naturaleza. La forma definitiva de experimentar una espiritualidad plena, libre y no dogmática, tan necesaria en estos tiempos difíciles para la humanidad. Se trata, por supuesto, de amor: ¡amor a uno mismo!

Y tú: ¿has conseguido resultados satisfactorios en tu vida y en tu salud o en tu trabajo como terapeuta? ¿Has pensado alguna vez que cambiar la vida de tu paciente puede ser el requisito para que sea feliz y esté sano, dentro de sus posibilidades, incluso durante un proceso de enfermedad física? ¡Merece la pena intentarlo!

¿Cuál de las "As" le falta por cambiar? ¿Cuál de las "As" necesita ser estimulada en su paciente, para acercarle a la máxima salud y bienestar que pueda tener? Al fin y al cabo, "locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes". ¡Tener un "As" en la manga puede ser clave para ganar en el juego de la vida!

¡Quiérete cada vez más! Ven conmigo, ¡vamos juntos!

Un abrazo del Dr. Ary Caldeira

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El doctor Ary Caldeira (CRM/MG 45702) es médico, acupuntor y terapeuta en técnicas integradoras psicobioenergéticas. Trabaja uniendo medicina y espiritualidad en sus consultas, cursos y conferencias. Utilizando técnicas de PNL, hipnosis, fitoterapia, esencias florales y medicina antroposófica, ayuda a los pacientes a tener más salud y bienestar, abordando cuestiones emocionales, conductuales y energéticas como estrategia de autonomía para el autocuidado. Profesor del curso de Terapia Integrativa y Psicobioenergética.


PROFESIÓN: TERAPEUTA

Serie web de 19 episodios. Disponible en YouTube.

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