Después de muchos años acompañando a pacientes y asistiendo a centros espiritistas, noté, entre las personas que buscan tratamientos espirituales, un cierto nivel de desesperación, mezclado con ansiedad y desesperanza. Buscan el ambiente espiritista como última solución para sus enfermedades y aflicciones físicas.

Esto asusta un poco, pero también sirve de advertencia, ya que miles de personas intentan por todos los medios aliviar su sufrimiento. No es que esté mal; cualquier alternativa en busca de alivio o cura momentánea debe intentarse cuando los medios médicos convencionales ya no dan esperanzas. Lo que cuestiono es cómo ocurre el proceso, que indica poca comprensión o entendimiento de las verdaderas situaciones espirituales en las que estamos involucrados, incluso con el agravante de confundir terapia espiritual con curación espiritual. Esta confusión no es sólo para los que la buscan, sino también para los que ofrecen esta ayuda.

Intentemos aclararlo. Las terapias o tratamientos se caracterizan por una práctica o un conjunto de prácticas encaminadas al equilibrio orgánico y/o mental, también llamado homeostasis. Pueden ocurrir a través de la medicina tradicional con o sin la ayuda de terapias complementarias. Las terapias espirituales se caracterizan por ser complementarias, a través de pases, magnetismo, agua fluidificada, oraciones, o las llamadas cirugías espirituales con o sin incisiones en la piel.

Estas técnicas, cuando son bien conducidas por personas o médiums capaces y bien entrenados, en ambientes previamente preparados, pueden ser importantes como auxiliares de los tratamientos médicos convencionales, dependiendo del mérito de cada uno, de acuerdo con la Ley de Causa y Efecto. Combinándolos con cambios de hábitos y comportamientos, la persona asistida puede tener alivio de sus sufrimientos o incluso liberarse de la enfermedad que le molesta. Ahora bien, la curación... depende de muchas variables.

La apometría es una técnica o un conjunto de técnicas cuya aplicación permite, sobre todo y en líneas generales, agilizar reuniones mediúmnicas con objetivos variados. 

Observo que, al igual que en los ambulatorios médicos, los centros espiritistas que ofrecen tratamientos espirituales siguen teniendo las salas de espera llenas. Es decir, ¿nos estamos curando de verdad?

Cuando un individuo se desilusiona con la cura de su cáncer por medios médicos convencionales, busca tratamiento espiritual y el cáncer desaparece, podemos decir que ha curado el cáncer, pero no que está curado. Eso se debe a que la verdadera curación va mucho más allá de la extirpación del cáncer. Está directamente vinculada a la reforma íntima, al conocimiento profundo de nuestros males.

Para ello, es necesario quitarse los velos del orgullo y la vanidad y ver nuestro verdadero yo. Esto suele doler más que el cáncer, porque es el dolor del alma. Es por esta dificultad que seguimos enfermando. Aliviamos un sufrimiento mediante el tratamiento espiritual, pero pronto vendrá otro a recordarnos que aún no estamos curados.

La verdadera terapia espiritual que puede conducir a la curación es la comprensión de la doctrina que nos aporta el Evangelio de Cristo. Es su conocimiento gradual, en dosis casi homeopáticas, que nos despierta poco a poco a las realidades que dejamos de lado por nuestra conveniencia. El Evangelio establece, con el tiempo, el equilibrio pretendido, sin desesperación ni inmediatez. Libéranos de la ansiedad y del autojuicio, que sólo desestabilizan nuestro patrón vibratorio, generando con el tiempo desequilibrio orgánico y, en consecuencia, enfermedad, dolor y sufrimiento.

Si tuviera que prescribir algún tratamiento espiritual, prescribiría leer, estudiar y aceptar las directrices del Evangelio. Es un verdadero tratado de curación, a disposición de quien lo desee y a bajo costo, basta practicar el amor y la caridad.

Librarse del ciclo de "nacer, vivir, enfermar, morir y renacer de nuevo" depende de cada uno. La evolución y la liberación son procesos individuales; ¡nadie puede conseguirlos por ti!

Ser feliz no es un regalo, es un logro.

El Dr. Alexandre Serafim, presidente de la Asociación Médico-Espírita de Vale do Paraíba, es socio de la Colegiata e imparte el curso Medicina del Alma para los miembros del Programa Guardianes de la Humanidad.

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